Un artículo de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard nos muestra el surgimiento de un nuevo jugador clave en el mundo de las organizaciones del presente tiempo: el científico de datos; al punto que se atreve a llamarlo el «trabajo más sexy del siglo XXI». En efecto, se trata de profesionales altamente calificados que cuentan con la preparación y la curiosidad para realizar descubrimientos en el infinito mundo del «big data», tomando como referencia la consolidación de redes sociales como Facebook y LinkedIn desde la década pasada. Sin embargo, la escasez de estos científicos de datos se está convirtiendo en una seria restricción para muchos sectores de la economía actual.
Los desafíos del surgimiento de un nuevo profesional
Obviamente muchos científicos de datos están trabajando tanto en las nuevas startups como en compañías ya establecidas, pero su repentina aparición en los actuales modelos de negocio refleja que ahora las compañías están lidiando con información que viene en volúmenes y variedades nunca antes contabilizadas. Ahora es normal que cualquier empresa almacene muchos petabytes de datos desde sus áreas claves de desempeño y que marca la diferencia entre tener millones de números y columnas sin ningún tipo de análisis o responder acertadamente a la cuestión de involucrar un «mashup» de severos esfuerzos analíticos para conseguir mejores oportunidades en el mundo del «big data».
La importancia del «big data» en las organizaciones modernas se puede encontrar tras el entusiasmo de su infinito número de posibilidades para optimizar la eficiencia y la productividad de su desempeño en el mercado, así como las tecnologías que hacen posible su dominio como las herramientas de fuentes abiertas, almacenamiento en la nube y la visualización de datos. Pero independientemente del buen uso que le den los profesionales que tengan un dominio avanzado de las mismas, varias compañías (sobre todo del sector tecnológico) están preocupadas porque presentan dificultades para reclutar este talento especializado a su portafolio de negocios y por supuesto, encontrar nuevos planteamientos o usos a partir de ellas.
Peor aún, muchas universidades no han diseñado todavía programas para la formación de científicos de datos y reclutarlos requiere de mucha creatividad, ya que su fuerte enfoque en ciencias de la computación los hace bastante lejanos a asuntos relacionados con los negocios, mientras que los aspectos relacionados con su selección y retención difieren mucho de lo que hace feliz a otros profesionales. Por ejemplo, ellos necesitan autonomía, pero a su vez quieren estar en la dirección de la empresa a la hora de responder a asuntos gerenciales con sus colegas en posiciones directivas en tiempo real y puedan ser capaces de resolver los problemas más intrigantes donde los datos ayuden a generar mayor riqueza a la organización donde se encuentran.
En síntesis, la capitalización del «big data» depende en contratar a los escasos profesionales especializados, por lo que el desafío para los directores empresariales es aprender a cómo identificar este talento, atraerlo a sus compañías y hacerlo productivo para ellas. El inconveniente es que ninguna de estas tareas está establecida dentro de un rol organizacional como tal y a pesar de haber un mínimo consenso para que su perfil encaje en una firma, todavía hay mucho trabajo por delante para responder cómo los científicos de datos pueden agregar el mayor valor agregado y cómo su desempeño debería ser medido.
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¿Quiénes son los científicos de datos?
Podemos afirmar que los científicos de datos son aquellas personas que comprenden cómo encontrar respuestas a importantes asuntos de negocios desde el «tsunami informativo» de hoy que se caracteriza por estar desestructurado y desordenado. Más allá de eso, el primer paso para responder a esta pregunta es identificar las necesidades para contratarlos y comprender lo que ellos realmente hacen en las empresas. Es obvio que lo que más necesitan es hacer descubrimientos mientras están sumergidos en miles de millones de datos, darle forma a un sinfín de información sin procesar y hacer el mayor análisis posible de ella.
Los científicos de datos son capaces de identificar fuentes valiosas de información, integrarlas unas con otras, darle sentido a fuentes incompletas y limpiar el conjunto de ella que se derive de los anteriores procesos. En ambientes competitivos donde los desafíos cambian constantemente y el flujo de datos nunca se detiene, pueden ayudar a los tomadores de decisiones a hacer análisis «ad hoc» y tener conversaciones fluidas que estén relacionadas con este tema. En resumen, cuando realizan descubrimientos, ellos comunican los resultados de su aprendizaje a partir del despliegue de dicha información y sugieren dichas implicaciones para las nuevas directrices de negocios.
Asimismo, son expertos para encontrar patrones de manera clara y completa, de tal manera que pueden asesorar a los ejecutivos y directores de las implicaciones del análisis de datos para los productos, servicios, procesos y toma de decisiones. De hecho, los científicos de datos pueden ser considerados como una especie de híbridos que combinan habilidades de hacker, analista, consultor y comunicador, dando como resultado una combinación extremadamente poderosa (y por supuesto, rara). Y lo que los hace muy valiosos en su intensa curiosidad para llegar a lo más profundo de un problema, formular las preguntas más apremiantes y distinguirlas de un amplio número de hipótesis que pueden ser probadas. En pocas palabras, son capaces de integrar el pensamiento asociativo que caracteriza a los científicos de muchos campos de estudio.
Aunque no parezca sorprendente, muchos de los científicos de datos que trabajan actualmente en el mundo de los negocios fueron preparados formalmente en ciencias de la computación, matemáticas o economía, pero también pueden surgir de cualquier otra rama del conocimiento humano. No obstante, esto va más allá de la tradicional capacidad analítica de la estadística, dado que muchos son especialistas en generar y organizar datos en información estructurada, pero pocos en integrar datos que están desordenados en ésta última.
Los científicos de datos deben tener una sólida formación en matemáticas, estadística, probabilidad y ciencias de la computación. Aunque lo ideal es que fuesen expertos en lenguajes de programación, no necesariamente es un requisito excluyente porque al no ser una habilidad de clase mundial, puede ser enseñada rápidamente a través de cursos y capacitaciones en nuevas tecnologías o métodos particulares. Y claro está, que logren transmitir dicha experticia técnica a pasión por el negocio y empatía en la administración de las relaciones con los clientes.
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El despegue de un nuevo perfil
La transformación digital de las empresas como resultado de la Revolución 4.0 ha hecho más que importante, la proliferación de cursos y programas que se enfocan en la enseñanza de nuevas tecnologías, lenguajes de programación y sistemas de información, en la misma medida de que los fabricantes de estas tecnologías de «big data» están trabajando fuertemente en hacerlas más sencillas y accesibles tanto para las empresas como para los futuros científicos de datos. No es de extrañar que la competencia por este tipo de talento se haya vuelto feroz y del crecimiento de las oportunidades de empleo para estos profesionales con salarios cada vez más altos, pero sobre todo que tienen las puertas abiertas en muchos lugares.
Al tener un perfil tan apetecido por las empresas (sobre todo del sector tecnológico) han exigido amplios paquetes de compensación como parte de su nivel de respeto que tienen dentro de ellas y el valor agregado que generan a los diferentes procesos de gestión organizacional y a los respectivos núcleos de negocios. Pero como se mencionó anteriormente, también quieren ser partícipes de la toma de decisiones con sus colegas en áreas directivas y estar enterados de cualquier actividad de desarrollo en tiempo real para apalancar la evolución de opciones a presentarse.
Aunque muchas compañías pensarían que contratar científicos de datos como consultores es una buena idea, en realidad no lo es. En efecto, ellos lo que buscan es construir información estructurada a partir de los datos, no simplemente ofrecer asesoría para la toma de decisiones o trabajar en el modelo convencional de análisis cuantitativos de problemas, tal como sucede en Wall Street, por ejemplo. Al fin y al cabo, se trata de creadores de soluciones cuyo trabajo puede tener un impacto más duradero y dejar sus marcas como pioneros de su profesión.
Por otro lado, los científicos de datos demandan tener mayor grado de libertad para experimentar y explorar nuevas posibilidades, así como relaciones más cercanas con el resto de las áreas de la organización. Su mayor oportunidad no se encuentra en presentar informes a ejecutivos y gerentes, sino en crear valor a través de la innovación con productos y servicios orientados a las necesidades reales de los clientes. El único inconveniente con este tipo de profesionales con habilidades altamente sofisticadas en un entorno de evoluciones rápidas es que tienen menos interacciones con especialistas en su mismo campo de estudio, es decir, suelen ser más individualistas que colectivistas y su manejo puede ser complicado si no se logra que entiendan la importancia de trabajar como un equipo a través de la colaboración y compartición de tecnologías.
El trabajo del siglo
Independientemente de esta pequeña desventaja, los científicos de datos tienden a ser más motivados cuando se tienen grandes expectativas con ellos. Son los más idóneos para afrontar los desafíos de organizar y estructurar grandes volúmenes de información, en aras de generar mayor productividad y eficiencia que redunde en menor desgaste de tiempo y energía a tareas que involucran predicción u optimización. Inclusive, si los ejecutivos piensan que la simple generación de informes no es suficiente, los científicos de datos serán motivados por un mayor esfuerzo para procesos de analítica más avanzada mediante el «big data».
Hal Varian, economista jefe de Google, afirmó que «el trabajo sexy de los próximos 10 años serán los estadísticos. La mayoría de las personas piensan que estoy bromeando, pero ¿quién hubiese sugerido que los ingenieros de computación serían el trabajo sexy de la década de los 90 del siglo pasado?». Si lo sexy se entiende por tener habilidades raras que tienen una alta demanda, los científicos de datos están ahí: son difíciles de encontrar y costosos de contratar, dado el entorno hipercompetitivo del mercado actual para hacerse con sus servicios y mucho más, retenerlos.
Simplemente no hay muchos profesionales que tengan la combinación ideal de un trasfondo científico, ingeniería computacional y habilidades analíticas en el mundo de los negocios. Todavía se sigue con el enfoque de la ingeniería financiera de la década de los 80 y 90 del siglo pasado con un pasado en física y matemáticas totalmente idóneos para empresas del sector financiero como bancos de inversión y fondos de cobertura, sobre todo por su capacidad de crear algoritmos y estrategias basadas en datos. Pero ahora el acelerado crecimiento del «big data» requiere de nuevos especialistas que puedan surfear en las olas de los vastos océanos compuestos por billones de datos, antes de que las empresas terminen ahogadas por las graves consecuencias de la falta de talento; de no contar con el «trabajo más sexy del siglo XXI».
«Encuentre a las personas que puedan sacar provecho de un tesoro lleno de datos desordenados y desestructurados». Thomas Davenport y D.J. Patil
(Puedes leer el artículo completo de Harvard aquí, en inglés)